miércoles, 7 de diciembre de 2011

En Calaceite, ida y vuelta, 1

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Sira y Juanjo, queridos y viejos amigos, nos invitaron a pasar un par de días en su casa de Calaceite, situada en el punto más alto del pueblo. Normalmente, cuando vamos, solemos instalarnos en la vivienda de Pilar, pero esta vez ella prefirió quedarse en Barcelona. Aunque había estado muchas veces en lo que se denomina la zona del Castillo ('Calaceite', en una de sus etimologías posibles, vendría a significar Castillo del señor), nunca había tenido la posibilidad de observar el pueblo, el horizonte, desde esa perspectiva concreta, y hacerlo con la tranquilidad y detenimiento de ahora. Desde el ventanal que ocupa la parte más alta de la casa, y durante un día soleado, con sol de invierno, en el que no haya broma (niebla), es posible distinguir, nítidos al fondo, tras los tejados en cuyo centro destacan las torres de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, los Puertos de Beceite, al cabo de los cuales se encuentra la provincia de Tarragona. A la izquierda queda Horta de San Juan, lugar mítico desde que a comienzos del siglo XX residiera allí Picasso, dejando su huella en numerosos cuadros. Mientras que, a mano derecha, se hallan los pueblos de Cretas y Valderrobres. Los límites de Calaceite, en el horizonte, casi los marcan las carreteras que conducen hasta Gandesa y Cretas. Todos ellos forman parte, además, de la comarca del Matarraña,  que toma el nombre del río que la recorre.    
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Aunque los primeros asentamientos sean muy anteriores, el pueblo actual se levantó cerca de antiguos poblados ibéricos (hoy llamado de San Antonio, y data de los siglos V-III, antes de Cristo) y las diferentes edificaciones datan, en su mayor parte, del siglo XVIII, si bien el Ayuntamiento es del XVII. Sus habitantes han vivido siempre del aceite y de las almendras. El pueblo pertenece a Aragón, aunque sus gentes, que se sienten aragonesas, sean bilingües, pues hablan también un catalán chapurreao, como ellos lo llaman.
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El viernes, nada más llegar, nos fuimos a comer a la Fonda Alcalá, fundada en 1922, de la que tanto y con tanto encomio escribió Joan Perucho. Aunque la han modernizado desde la última ocasión que la visité, se sigue comiendo igual de bien que siempre, aunque yo siga prefiriendo la comida más sencilla y tradicional. Su vieja pajarera, ahora deshabitada, ocupa un lugar principal en el vestíbulo. En esta misma fonda, en uno u otro momento, se han ido hospedando todos los personajes ilustres que acabaron viviendo en el pueblo, con Donoso a la cabeza.....
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El sábado nos fuimos de excursión por los alrededores, paramos en Cretas, nos aprovisionamos, y nos quedamos a comer en Beceite, en la Antigua Posada Roda. Yo opté por un plato de cuchara (judías blancas, aunque picoteé todo lo que pude en los garbanzos ajenos) y ternasco, pero es casi imposible no acertar aquí. No en vano, la relación calidad precio resulta excepcional. Sin embargo, quizá lo mejor del día fuera el paseo que luego nos dimos, carretera adelante, con el campo y los árboles bordeando el camino, sin prisa, charlando tranquilamente, y disfrutando del tenue sol y del silencio que nunca se encuentra en la ciudad.
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* Las fotos son de Gemma Pellicer. ...
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5 comentarios:

Alejandro Duque Amusco dijo...

Fernando, te van a nombrar Cronista Mayor de Calaceite. ¡Qué ganas despiertas de ir a visitarlo! Las fotos son maravillosas.

Pedro Herrero dijo...

Sin duda conocerás la obra de Josep Mª Espinàs, y en concreto su colección de libros de viajes a pie. Ya no recuerdo si Espinàs se define como un escritor que camina o como un caminante que escribe (creo que más bien lo segundo). El caso es que consigue trasladar el placer de transitar por los lugares con una curiosidad documentada y un apetito por lo auténtico sencillamente insaciable.

En esa línea están tus crónicas, Fernando. Estoy seguro de que todos cuantos te leemos nos quedamos con un pedazo de las vivencias que, de manera tan sibarita, sabes disfrutar.

Araceli Esteves dijo...

Suscribo los comentarios de Alejandro y Pedro. Es más, si algún día te cansas de ir de profe, te auguro grandes éxitos como cronista de viajes. Y teniendo a Gemma como fotógrafa, miel sobre hojuelas.

Fernando Valls dijo...

Esperemos que no, Alejandro, por el bien de todos.
Pedro, sí que conozco la obra viajera, a pie, de Espinàs, pero no se puede comparar con lo mío, ni siquiera con tu benevolencia. Esto es mero entretenimiento.
Araceli, a ver si caemos por Mallorca y damos un poco la lata por allí.
Abrazos a los caballeros y besos a la señora.

Araceli Esteves dijo...

A ver, Fernando, a ver...